Dolor en los senos durante el embarazo.
Cuando estás embarazada todo cambia en tu cuerpo. EL vientre se está agrandando y los senos también están cambiando. No solo se hacen más grandes, sino que también son más sensibles los pezones cambian de tamaño y color.
Conseguir un buen sujetador
No puede prevenir senos sensibles y dolorosos, pero puede aliviarlos. Estos están diseñados especialmente con la funcionalidad más importante dar un buen soporte. También evita el estiramiento innecesario de la piel.
Los sostenes para el embarazo generalmente están hechos de un material suave que no roza la piel. A menudo tienen correas más anchas y ganchos adicionales en el cinturón.
Pezones oscuros
Durante el embarazo tu cuerpo produce más pigmento. Eso conduce, a areola más grandes y más oscuras. Los pezones rosados pueden incluso volverse de color marrón. Eso es para ayudar al bebé a encontrar los pezones. Los pezones se alargan un poco. De esta manera, será fácil para el bebé beber cuando lo estés amamantando. Si dejas de amamantar, entonces la areola se volverá automáticamente de color más claro.
Perdida de leche.
La primera leche materna que sale de los senos se llama calostro. Es una leche especial de color amarillento y lleno de anticuerpos para fortalecer el sistema inmunológico del bebé. Las glándulas de la leche en los senos comienzan a producir alrededor el tercer mes del embarazo. Esto significa que pequeñas gotas de leche amarillenta pueden salir de los pezones a partir del tercer mes. Nada extraño, pero una buena señal: el cuerpo se está preparando para amamantar si lo desea.
Los senos seran dos tallas más grandes al final del embarazo. A veces el crecimiento es gradual.
La presión sobre los senos estimula la pérdida de pequeños trozos de leche: por ejemplo, si se recuesta sobre ella durante la noche, al secarse o si se excita sexualmente.
El aumento del flujo sanguíneo en el cuerpo al final del embarazo, es hasta de un 50% más de sangre que lo normal), las venas en los senos pueden hacerse más visibles se expande Después del embarazo o si ha dejado de amamantar, las venas recuperarán su tamaño normal y probablemente ya no serán visibles.